Análisis: Una resolución a la desesperada

El programa Hacia la Universalización de la Jornada Completa o Extendida se firmó a finales de septiembre de 2.022, para inmediatamente comenzar a implementarse en varias escuelas pese al desacuerdo generalizado de directivos, docentes y padres de los estudiantes.

La idea es imponerlo en la totalidad de las escuelas de Buenos Aires para septiembre de este año. Justo un mes antes de las elecciones.

Una resolución creada para el spot publicitario, que desconoce la realidad educativa actual en pos de un objetivo electoral.

Intenta convencer de que más tiempo es más calidad, y en el camino menosprecia al sistema educativo actual.


La mentira del consenso

En su Anexo III, la resolución destaca: Todas las escuelas primarias de jornada simple de gestión estatal podrán adecuar la jornada a 25 horas semanales y el pasaje a la misma será consensuado con cada comunidad educativa”.

Desde un principio se descartó el consenso: a las pocas semanas de firmar la resolución se sumó una hora más de clases en más de 700 escuelas, las cuales se seleccionaron sin ningún atisbo de aceptación.

La Directora de un importante establecimiento educativo del Municipio de Morón, deja en claro que la idea del consenso es falsa: Se entregó una encuesta para ver si las familias querían o no tener una hora más de clases. Si hubieran votado que no, nada hubiera cambiado, porque ya habían elegido las escuelas para aplicar el programa”.

Un padre de esa misma Primaria confirma la situación, agregando que: “Se llevó a cabo una reunión con la Inspectora, y nos dijo que aunque no nos gustase, en ésta escuela la ‘Quinta hora’ ya estaba implementada, que la orden venía de arriba y no se podía hacer nada. Además nos pidió que si no estábamos de acuerdo nos buscáramos otra escuela donde todavía no se haya aplicado el programa”.


Presión, apuro y desorganización

Paola, secretaria de asuntos docentes, en torno a ésta resolución, asegura: Es una cuestión política para decir Miren lo que estamos haciendo, después de la pandemia les estamos dando más horas de clase a los chicos’. Pero ésto en realidad no sirve para mucho”.

Respecto al cuestionado rol de las Inspectoras, afirma: Hay inspectoras que van a presionar mucho más que otras, a ellas las presiona la jefa distrital, a ésta la presiona el jefe regional… Es política, van presionando para abajo”.

Sobre el amplio número de docentes que han renunciado a la “Quinta hora” Paola asegura: “No está todo regulado como se debiera, compañeras mías (secretarias) han ido a La Plata para que la gente cobre y ahí no saben que decirles. Quienes cargan las liquidaciones, no saben como liquidar los sueldos, muchas maestras todavía no están cobrando. Ellas renuncian y después no hay quien las reemplace en esa hora, porque no puede una maestra tomar esa hora si está trabajando en otra escuela. Hay una clara incompatibilidad horaria”.


Un plus condicionado

Además del rechazo a la “Quinta hora”, otro reclamo recurrente en los paros realizados por el sector docente en lo que va del año es el de obtener una paritaria más realista, contra lo que es el brutal porcentaje inflacionaria actual.

Ahora bien, desde el programa Hacia la Universalización de la Jornada Completa o Extendida, les llega (En su anexo V) una invitación un tanto extorsiva para incrementar su salario, éste crecerá mínimamente en un 25%

¿La condición? Trabajar esa hora extra por turno.

Lo cual no termina de convencer a gran parte del sector educativo, así lo demuestran los testimonios docentes que hemos recogido de distintas escuelas, como así también los numerosos paros que se han realizado hasta la fecha, por esta causa entre otros motivos.

El rechazo es prácticamente unánime.


Silvina: Esa hora no implica absolutamente nada y es un descalabro total, no se va a resolver el problema de fondo por una hora. No estoy de acuerdo pero habrá que seguir debatiéndolo”.


Nancy:La quinta hora para nosotras es a conciencia, es optativa. Docente que no la quiera, no la hará. Esto ya está firmado y nos guste o no, no va a cambiar”.


Miriam: No estoy de acuerdo con la quinta hora. Afecta a los chicos en general, a los de la mañana ya les cuesta levantarse, y ahora van a rendir menos. Y los de la tarde, saliendo a las 18 van a estar privados de concurrir a actividades deportivas.

Para los docentes que trabajamos doble cargo, sumar más trabajo será sumar más cansancio y agotamiento”.


Martín:La quinta hora es algo positivo, pero afecta a los horarios de los padres. Mientras que para el personal auxiliar y docente genera incompatibilidad horaria”.


Florencia: “Económicamente podría ser una ayuda para los docentes, pero la realidad es que la incompatibilidad horaria es una contra. Aparte, en algunos barrios llegar muy temprano por la mañana se hace más peligroso en otoño”.


Eugenia:Renuncié a la quinta hora porque me agotó mentalmente. Creí que iba a ser de ayuda, pero no. Los más chicos tienen un tiempo de atención, y con ésto se cansan rápido. Y las docentes también nos cansamos, ésto va a fracasar a futuro”.


Alejandra: “Tenía entendido que éste programa estaba a prueba y se iba a evaluar el resultado, para después decidir una implementación definitiva o no. Pero ahora vemos la publicidad que dice que la quinta hora llegó para quedarse. No lo veo necesario porque las prioridades a tratar son otras, las docentes no lo aprobamos”.


Hay una innegable mayoría coincidiendo en que agregar más tiempo de clases no es la mejor opción de frente a otros inconvenientes y desafíos que se deben afrontar dentro del sistema educativo actual. Sin embargo, la idea del consenso se ha desestimado por decreto.


Esperando el timbre de salida

En su anexo II (página 9) se remarca el proceso donde se está reestructurando el horario escolar, luego de una historia centenaria de 4 horas de jornada simple, y se pide a los profesionales de la educación: “repensar, releer y profundizar” para que los alumnos no esperen con la mochila preparada el timbre de salida”.

Si un alumno en la escuela está esperando cansado, sin interés ni incentivo, el timbre de salida ¿El estímulo más efectivo será agregar más tiempo de clases o lo realmente necesario es reestructurar la manera de enseñar y lo que se enseña?

En ésta resolución no hay argumentos ni solidez. No hay cambios, sólo más tiempo para… Lo mismo.

Y el más de lo mismo, es lo que la mismísima resolución pide descartar.

En la página 10 (anexo II) se invita a “desechar el más de lo mismo” aprovechando la prolongación de la jornada, lo cual será “enriquecedor para los estudiantes” y también motivo de “reflexión y análisis entre docentes”.

Es falaz plantear que con 4 horas no hay reflexión y análisis, pero con una hora más la habrá.


¿Y lo edilicio qué?

Mientras tanto, muchísimas escuelas siguen: Sin ventiladores”, con “baños inhabitables”, con “aulas sin energía eléctrica”, con “inconvenientes en el suministro del agua”, y/o con “ausencia de calefacción”, entre las causas más señaladas por directivos tanto de escuelas primarias como secundarias.

Problemas edilicios que llevan años creciendo y no se atienden, los cuales suelen ser motivo de pérdida de varios días de clases.

No perdemos de vista algunas obras realizadas en este año electoral, pero la educación debe ser prioridad a cada segundo, no cada dos años.

Lamentablemente, el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires y el Ministerio de Educación parecen no estar dispuestos a escuchar a directivos, docentes, padres y alumnos afectados y disconformes con la resolución, y se avanza hacia una implementación definitiva y total con un método autoritario que sólo trae malos recuerdos para los argentinos: para la comunidad educativa, creer que tienen la posibilidad de elegir su propio destino, no es ni más ni menos que una mera sensación.


Podés leer la resolución completa aquí:

https://sad117.com.ar/wp-content/uploads/2022/10/Res.-DGCyE-2502-2022-Ampliacion-de-Jornada-Nivel-Primario-1-1.pdf

Es mejor que aprender mucho, el aprender cosas buenas

Tomamos un fragmento de una de las frases más célebres del Martín Fierro como un fiel reflejo de la actualidad.

La implementación de la “Quinta hora” en las escuelas públicas está llevando a muchos chicos a abandonar sus actividades extraescolares, ya que los horarios ahora no son compatibles.

Lorena Paulillo, directora de la Casa de la Cultura Municipal José Hernández, de Rafael Castillo nos explica lo que está ocurriendo en muchos lugares de esparcimiento, como en su espacio cultural ubicado en La Matanza: “A todos nos esta sucediendo lo mismo, ya el año pasado nos bajó la matrícula porque extender una hora las clases complicó a los chicos. Hay varios talleres (donde asisten mayormente nenas) que comienzan a las 18:00.

Antes llegaban desde la escuela, merendaban con nosotros y luego comenzaban la actividad”.

Aunque pareciera que renunciar a dichas actividades sólo sería un inconveniente para los alumnos del turno tarde, Lorena nos detalla lo que ocurre con los niños que deben levantarse más temprano: “ Los que van a la mañana también se ven afectados. Levantarse más temprano y después llegar en condiciones para rendir a la tarde... se nota que los agotó”.

Lo más simplista sería pensar en un cambio de horario por parte de los centros de esparcimiento, pero no es tan fácil: Este año tratamos de diagramar con los profes el mejor horario posible. Estamos en un barrio un poco complicado con el tema seguridad y tampoco podemos extender demasiado la jornada. A algunos talleres les agregamos media hora más, pero jugamos muy al límite porque 19:30 en éste barrio está complicadísimo”.

Recibida en la carrera de Artes Visuales, Lorena analiza la actualidad desde su visión docente: “No puedo evaluar cuanto mejor les puede ir a los chicos con esa hora extra, pero si se cumpliera el ciclo completo como corresponde, y educaran a conciencia, con el horario anterior estaba más que bien. Sabemos que los niños, de los 45 minutos de hora cátedra, en realidad tienen 20 de atención plena, dependiendo de la edad. Y encima mal dormidos y cansados no quiero ni imaginarme”.

¿Existe una educación ideal? Lorena nos da su parecer: “Lo ideal sería que las clases comiencen a las 09:00 y terminen a las 16:00.

Que los alumnos salgan habiendo almorzado y con la tarea hecha, parecido a lo que hacen las escuelas de doble turno. Y con eso llegarían a la tarde con resto para disfrutar de alguna actividad extra”.

Y así nos describe sólo un ejemplo de tantos: “El año pasado teníamos una nena que venía muy cansada al taller de porcelana, pobrecita con los ojos inyectados del sueño, se le notaba mucho el desgaste.

Esas cosas dan pena, viene porque le encanta, pero en esas condiciones hasta dónde podés exigir a una criatura.

Obviamente hay que tener un tiempo para la educación formal, pero los chicos también necesitan un lugar para el esparcimiento que encuentran con nosotros”.

Con la conciencia de que ésta medida no termina de ser del todo satisfactoria para una gran cantidad de familias en La Matanza, Paulillo afirma: “Yo trabajo para el Estado y soy militante, pero hay cosas que no podemos dejar de ver, ni dejar de opinar como nos parezca. Si realmente quieren mejorar la calidad educativa hay que mejorarle los sueldos a los docentes, evitar los paros y cumplir con las clases que corresponden, porque sino siempre estamos en un corso a contramano”.

Contundente en sus afirmaciones, Lorena Paulillo describe la realidad de una decisión política, cuyas consecuencias afectan a los que menos tienen.

Que tampoco aprenden mucho más, pero ahora también se quedan sin otras “cosas buenas”.

Román Barrós: “Romper los hábitos de los chicos, influirá en lo anímico”

El Ministerio de Educación lanzó el programa Hacia la Universalización de la Jornada Completa o Extendida el cual consiste en agregar más tiempo de clases en el nivel Primario, y esto se da en medio de un desacuerdo generalizado de la comunidad educativa.

Entre los reclamos más recurrentes se encuentra el hecho de que, ante la incompatibilidad horaria, muchos alumnos deben abandonar sus actividades extra escolares.

Román Barrós es poseedor de una basta experiencia en el campo psicológico y deportivo.

Lo avalan sus más de 20 años como profesor de educación física en Escuelas Primarias y Secundarias de la Ciudad de Buenos Aires, con él repasamos una política que llega con más problemas que soluciones.

Agregar más tiempo de clases ¿Suma o resta?

- No creo que sea malo extender la jornada en la medida en que se haga bien.

Más horas, si son bien aprovechadas, tendrían que redundar en un beneficio para la calidad educativa, pero ahora lo que está en discusión es la manera en que se están haciendo las cosas. El problema es que no se planifica, no sé establece de manera progresiva o con el tiempo necesario para que cada uno se acomode a sus horarios, no sólo en lo personal, sino en lo estructural.


¿Cuál sería la mejor manera de “estructurarlo”?

- Si en las escuelas de fútbol, ​​​​los centros artísticos o culturales saben que los chicos están ante éste cambio de horario, programarán sus turnos adecuadamente. Pero si esto se hace sin una preparación previa, empezarán a surgir estos inconvenientes; una familia que ya tenía planificado el año con determinadas actividades, de golpe se encuentra con que quizás, las mismas se les superponen y no las pueden hacer.

También los padres tienen sus horarios laborales, por lo cual esto no afecta sólo a los estudiantes...

- Obvio que a los chicos, ya los mismos padres también los puede afectar. Por un lado cada uno tiene el deseo y la ilusión de realizar determinadas actividades, y por el otro tienen que cumplir con la obligación de la escuela.

Hay una resolución que marca que éste cambio se va a producir “de manera consensuada con cada comunidad educativa”, pero está lejos de ese consenso.

- Es todo un tema realmente, hay un problema de mala comunicación, de diálogo.

Si se propone algo, se tiene que cumplir. Si se dice que la gente va a tener participación y va a ser escuchada, no tiene que ser sólo marketing.

Tenemos que escuchar de verdad las preocupaciones y los problemas, porque después los políticos en general, sin hablar de nadie en particular, se llenan la boca diciendo que están para resolverle los problemas a la gente. Y a veces complican los problemas, en vez de solucionarlos.

Un padre que tiene que excluir a su hijo de una actividad extra escolar, cualquiera sea. ¿Cómo puede ocupar ese “vacío” sin consecuencias negativas?

-En lo general los chicos necesitan hábitos. Y si uno rompe esos hábitos seguramente va a tener algún tipo de influencia en su conducta, en su estado de ánimo.

En lo psicológico, si bien siempre se buscan patrones, es muy subjetivo, puede ser que a un chico le afecte más o menos, no poder ir a una actividad.

Ahora si vamos al plano general, sería bueno que los chicos pudieran realizar actividades que les gusten, extra colegiales, principalmente actividades físicas o de todo tipo, artísticas o culturales.

¿Cuál es el nivel de importancia de la actividad física para estos niños?

-La parte física es muy importante, porque se sabe que hay una problemática actual, que es la tendencia al aumento de la obesidad en los chicos.

Están cada vez más quietos, se alimentan cada vez peor, y tampoco tienen la posibilidad, por todos los temas de inseguridad y demás, de jugar en la calle, de andar corriendo, saltando, trepando árboles como tuvimos la suerte nosotros cuando niños.

Entonces desde ese punto de vista, si por agregar una hora más de clases tuvieran que dejar de hacer actividades físicas, obviamente se verían perjudicados.

* Licenciado en Psicología. Especialista en psicología aplicada al deporte. Profesor Nacional de Educación Física . Entrenador de fútbol.

Diego Golombek: "Adelantar el horario a las 7 no es conveniente"

¿ Cuál es el mejor horario para comenzar a estudiar? ¿ Con qué actividad deberían empezar la jornada los alumnos ? ¿Sería beneficioso el cambio de huso horario?

Respuestas a las dudas que genera la medida del Ministerio de Educación sobre agregar una hora más a la jornada escolar sin una planificación sólida y contradiciendo a los especialistas.


La visión del biólogo Diego Golombek sobre la implementación del programa “Una hora más” es esclarecedora para quienes se preguntan "¿Cómo va a ser perjudicial una hora más de aprendizaje?".


No es la extensión horaria el problema, sino cómo se aplica: "Se debe pensar muy bien la logística. Adelantar el horario a las 7 o 7.30 no es conveniente porque se disminuye la cantidad de horas de sueño y obliga a los chicos a entrar al aula sin luz, lo que es contraproducente desde el punto de vista biológico".

Diego Golombek (Imagen: NexCiencia)
La importancia de descansar bien: "En el caso de los adolescentes, las horas de sueño no deben ser menores a ocho, mientras que para los niños deben superar las nueve horas . La Argentina se encuentra en líneas generales por debajo del promedio, sobre todo el grupo etario de los adolescentes. Se exponen a pantallas continuamente y estimulan el reloj biológico y la cantidad de horas de sueño necesarias se comprime. El colegio comienza a una hora determinada, así que se debe adelantar la hora de acostarse".


En los últimos años se ha acrecentado el índice de ausentismo en las escuelas, un inconveniente que se vio agravado con la implementación de la “Quinta hora” ¿Cuál es el horario más conveniente para que el alumno pueda rendir satisfactoriamente?
"Algunas pruebas piloto demostraron que si se comienza después de las 8, los chicos y chicas faltan menos, no se enferman tanto y su rendimiento escolar es mejor. El reloj biológico no es igual en todas las personas y en el caso de los adolescentes, resulta más natural y biológico hacer tareas a horas tardías. Esta tendencia se contrapone con que el colegio comienza excesivamente temprano  por la mañana y van dormidos". 


Ante la falta de cambio del huso horario (Argentina lo aplicó por última vez en el año 2.009), los alumnos del turno mañana asisten a clases prácticamente a oscuras: "La luz de la mañana es fundamental para sincronizar el reloj biológico, que es el que marca los tiempos de nuestra vida. Si el reloj no está adecuadamente sincronizado, aparece la somnolencia , baja la productividad, el estado anímico no es tan bueno y también aumentan los accidentes".


EN 2.022 el Radicalismo presentó un proyecto en el Congreso para establecer el huso horario -4 (4 horas oeste de Greenwich) con el cual el sol saldría y se pondría más temprano.

El investigador del CONICET, participante del proyecto, agrega: "Con el huso horario actual, en otoño e invierno los chicos se despiertan en total oscuridad y realizan sus primeras actividades sin luz. Si a la cantidad de horas de sueño adecuada, se suma el cambio del horario, estarían expuestos a la luz solar durante la mañana y el efecto sería redundante: muy beneficioso para su salud psicológica y física, y para su rendimiento académico".


Al respecto, el Profesor de la Universidad de San Andrés, amplía: "Merece una discusión nacional para establecer un único huso horario en todo el país durante todo el año.
Actualmente no estamos en nuestro huso horario, que es -4, una hora separada de la actual. Incluso hay una franja del lado oeste de las provincias cordilleranas que están en -5. 
Esto traería beneficios también para los chicos. Una mejor disposición de la luz solar a la mañana, principalmente".


Golombek fue director del Instituto Nacional de Educación Tecnológica del Ministerio de Educación en 2.019. En ese entonces, desde el INET se pensaba en un cambio muy distinto al que busca imponerse en la actualidad : "Veníamos charlando de discutir con las provincias la idea de retrasar el comienzo de la jornada escolar. E incluso, dentro del cronograma escolar, tratar de que en las primeras horas hubiera actividad física con mucha luz, actividades prácticas, que motivaran y despertaran a los estudiantes; y se concentraran las cuestiones más intelectuales más tarde por la mañana. Pero llegó la pandemia y se truncaron muchos planes, centrando la mayoría de los esfuerzos en cómo asegurar la continuidad educativa. Es algo que se debería volver a discutir, para que las políticas públicas, tanto educativas como laborales, se basen en evidencias científicas".


* Biólogo. Investigador en CONICET. Profesor UdeSA y Universidad Nacional de Quilmes.
Fuente:
Sandra Rodríguez Ramos
LA NACION